Spooky News: The Myth of the 67 Gym Locker

It was Monday, AGAIN, and today was finally a normal day. I had chess club after school, and I was planning to pick up my gym clothes after chess club to take home and wash the next day. The day went normal, but as it neared the end, an eerie feeling grew in my stomach.

Chess club was normal, and after I headed to the gym locker rooms to get my gym clothes, but when I was failing to unlock my gym locker, I heard a bang coming from somewhere inside the room. I thought it was just a pipe or something and continued to get my gym clothes out and stuff them in my backpack.

Half a minute later, an old man comes out of nowhere, points at me and says, “Beware of the 67 gym lockers. They tell a tall tale.”

I just stand there, confused, and then decided to just leave. The next day, I came back to the school, since I am forced to against my will, and math at 8:00 A.M. in the morning was somewhat normal, considering that some kids are still recovering from exploding, but when I got to my second hour, gym, it had taken a wide turn.

I was in the gym lockers, changing into my gym clothes and then I finally noticed that no one else was in there. I’m honestly still surprised it had taken me so long to notice. I remembered what the old janitor man had said to me. “They tell a tall tale” I thought.

So, I walked over to the 67-gym locker, scrambled the code rapidly, knocked on it three times, and then stopped. I don’t know why I had done that, but I just felt like I had to. Nothing happened, but then a few seconds past. The lock begins to jiggle, there was a faint rumbling noise in the distance, and then the locker itself had begun to shake.

The surrounding lockers around the 67 ones flew across the room, to the wall. Then, it all stopped. The locker opened, and a mango flew out at me in the face. “Ow. What the heck?” I whispered.

I examined the mango closely, curiously, and then just set it down on the bench. I felt a slight wind, and it grew stronger and stronger until I had noticed it was coming from the 67-gym locker. I was swept off my feet, and had managed to grab onto the gym bench before getting sucked into a locker that seemed bigger on the inside.

Unfortunately, the screws holding down the gym bench to the floor came loose and I flew into the locker, and it was closed behind me.

DRAMA NEWS, OUT!

Noticias espeluznantes…

Noticias Escalofriantes: El Mito de la Taquilla del Gimnasio 67 Era lunes, OTRA VEZ, y hoy por fin era un día normal. Tenía clase de ajedrez después de clase y planeaba recoger mi ropa de gimnasio para llevarla a casa y lavarla al día siguiente. El día transcurrió con normalidad, pero a medida que se acercaba el final, una sensación inquietante me invadió el estómago. La clase de ajedrez transcurrió con normalidad, y después de irme a los vestuarios del gimnasio a buscar mi ropa, al no poder abrirla, oí un golpe dentro de la habitación. Pensé que era una tubería o algo así y seguí sacando mi ropa y metiéndola en mi mochila. Medio minuto después, un anciano salió de la nada, me señaló y dijo: “Cuidado con las taquillas del gimnasio 67. Cuentan un cuento chino”. Me quedé allí parado, confundido, y luego decidí irme. Al día siguiente, volví a la escuela, ya que me obligan a hacerlo contra mi voluntad, y la clase de matemáticas a las 8:00 de la mañana era bastante normal, considerando que algunos niños aún se están recuperando de sus explosiones. Pero cuando llegué a mi segunda hora, la de gimnasia, la cosa había dado un giro radical. Estaba en las taquillas, poniéndome la ropa deportiva, y finalmente me di cuenta de que no había nadie más. Sinceramente, todavía me sorprende que me hubiera llevado tanto tiempo darme cuenta. Recordé lo que me había dicho el viejo conserje. “Cuentan un cuento chino”, pensé. Así que me acerqué a la taquilla del gimnasio número 67, descifré el código rápidamente, toqué tres veces y me detuve. No sé por qué lo hice, pero sentí que tenía que hacerlo. No pasó nada, pero luego, unos segundos después, la cerradura empezó a vibrar, se oyó un leve ruido sordo en la distancia, y luego la taquilla empezó a temblar. Las taquillas que rodeaban la del 67 volaron por la habitación, hacia la pared. Entonces, todo se detuvo. La taquilla se abrió y un mango me salió volando en la cara. “¡Ay! ¿Qué demonios?”, susurré. Examiné el mango con atención, con curiosidad, y luego lo dejé en el banco. Sentí un ligero viento que se hizo cada vez más fuerte hasta que me di cuenta de que venía de la taquilla del gimnasio del 67. Salí volando y logré agarrarme al banco del gimnasio antes de ser absorbido por una taquilla que parecía más grande por dentro. Por desgracia, los tornillos que sujetaban la banca al suelo se soltaron y salí volando hacia la taquilla, que se cerró tras de mí. ¡NOTICIAS DE DRAMA!